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jueves, 6 de marzo de 2014

Tú.

Tu me recuerdas:
Al poema que no escribí.
A la canción que nunca escuché.
A la película que jamás se filmo.
Al libro que nunca se abrió.
A la melodía que nunca se tarareó. 
A el verso que jamás se dedicó.
A la promesa que jamás se cumplió.
Y a la propuesta que nunca se planteo.
A la balada que jamás se bailó.
Al grito que nunca se escuchó.
A auxilio al que jamás se acudió.
A esa persona que sin darme cuenta siempre extrañé.
Al blues que nunca disfruté.
A la ultima galleta de la bolsa.
Al ultimo suspiro del joven moribundo.
A mis ganas de mirar atrás.
A mis malas costumbres.
A la voz que jamás pude percibir.
A las palabras que jamás logre entender.
A la sonrisa que nunca quise regalar.
A el famoso que nunca quise saludar.
A una canción de Justin Bieber con los pasos de lady gaga y el suin de monsieur periné y choquibtown.
Al viejo ruiseñor que nunca me atreví a cuidar.
A los ojos que nunca vi.
A la casa que nunca fui.
Al vino que nunca tomé.
Al café que rechacé.
Al viejo amigo que ya olvidé.
A la fiesta a la que alguna vez fui.
A la estación en la que alguna vez me perdí.
Al saludo que nunca respondí.
A la duda que nunca respondí.
Al "demasiado" que malinterpreté.
Al poeta que se murió y al que nadie lloró .
Al partido que nunca se jugo.
A friends sin sus locuras.
A rachel sin kurt.
A los beatles sin JHON LENNON o Ringo Starr
A la opera sin Pavarotti y Bocelli.
A España sin Madrid.
O a Colombia sin su bella y radiante Cartagena.
A la improbalidad más probable.
A la paradoja más notoria.
Al artista sin oportunidad.
A "Daria" sin lentes.
A la conversación que abandone sin comenzar.
A la rosa que nunca recibí.
Al cofre que no abrí.
Al pájaro que jamás voló.
A los ojos que nunca se encontraron en el camino.
A los amantes que no estaban destinados a estar juntos.
A la puerta que nunca se me abrió.
Al silencio que nunca se rompió.
A la cara que nunca se mostró.
A los diamantes que se quedaron en la mina.
A mi sin mi poesía y dramatismo.
A un domingo por la tarde.
A un enero en Cartagena.
A un tulipán marchito.
A una empanada grasosa.
A el sonido de las teclas.
Al anciano que come avena.
Al tequila que no tiene efecto.
Al gol que nunca fue celebrado.
Al suspiro sin sentimiento.
A la madre que nunca fue abrazada.
A la mesa en la que nunca nadie se sentó.
A la ropa que nadie usó.
Al premio que jamás se entrego.
A la competencia que nadie gano.
A los platos que nunca nadie ensucio.
A el desorden que nunca se limpió.
A las hojas que nunca fueron usadas.
A las cajas que nadie acumuló.
A los tristes recuerdos, a los falsos sentimientos.

Tu tan solo me recuerdas todo aquello que mi mente concibe olvidar o que simplemente no se le apetece analizar.

BY: Silvia Guzmán P.

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